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lunes, 3 de diciembre de 2018

¿Por qué nos mareamos en el mar?

Desplazarse al destino puede suponer la mitad del placer del viaje pero también puede ser agotador. Según las circunstancias, puede resultar francamente desagradable la sintomatología que se produce por el movimiento, con la que el viajero pasivo e indefenso no está familiarizado.

El mareo en el mar puede ser mucho más desagradable y se presenta con mayor frecuencia que el volar. Hay personas que se marean también en el auto e incluso hay quien se marea sólo por el hecho de pensar en un viaje en avión o barco. No se marean únicamente las personas delicadas. Lord Nelson, el almirante británico más famoso y persona conocida por no tener miedo a nada, solía marearse con frecuencia en el mar.

Los primeros síntomas del mareo por movimiento incluyen probablemente un sentimiento de ansiedad, nerviosismo, vértigo y nublamiento de la vista. El mareo tiene lugar cuando los órganos del equilibrio

El mareo tiene lugar cuando los órganos del equilibrio, es decir, los canales semicirculares de los oídos, se hallan alterados y muestran un desequilibrio con lo que experimentan otras sensaciones. Como resultado se produce una confusión del sensorial. Después aparece palidez, comienza un sudor frio y se producen trastornos en el estómago. Si persisten los síntomas, es casi inevitable que aparezcan náuseas o vómitos. El acto del vómito alivia los síntomas de forma temporal pero después persisten. Se puede producir una pérdida de líquidos muy importante.

Los síntomas no siempre se alivian al salir del barco o del avión. Al bajar a tierra se produce un fenómeno característico que es consecuencia de los efectos tardíos del balanceo o la inclinación de un barco y hace que la persona sienta como que la tierra misma se estuviera moviendo. Este efecto puede persistir hasta varias horas después de desembarcar. Los años, fisiológicamente, no son de gran ayuda pero parece ser que para el mareo del movimiento sí lo son. La susceptibilidad al mareo comienza alrededor de los dos años de edad y aumenta hasta un máximo de los diez o doce años aproximadamente. Después se produce algún tipo de adaptación que hace que el mareo por movimiento sea menos frecuente entre los individuos de mediana edad y los ancianos. Las mujeres, por alguna razón, son más susceptibles que los hombres.

El mareo por el movimiento tiene sus raíces en el aparato vestibular del oído, el cual no juega ningún papel en la audición, sólo en el sentido del equilibrio y en el movimiento. Los receptores responsables del mareo por el movimiento son tres canales semicirculares, tres conductos llenos de líquido que están situados formando un ángulo recto cada uno respecto a los demás. Cuando se activan, nos informan sobre los cambios en el índice de velocidad a que gira la cabeza.


Dentro del oído también existe una campana de gel aplanada cubierta por cristales densos conocidos como otolitos. Cuando se activan nos informan de cuál es la deflexión de la cabeza respecto a la vertical. Al andar o correr, los otolitos envían mensajes al cerebro informándonos sobre el plano en el que estamos situados y a continuación desencadenan movimientos oculares reflejos que ayudan a estabilizar el campo visual mientras nos movemos. Cuando estamos sentados o de pie se envían los mismos impulsos al cerebro, por lo que tiende a confundir a la totalidad del sistema. Afortunadamente, tras un período de tiempo, que depende de cada individuo, el cerebro se adapta  a estas señales confusas y se produce una adaptación al movimiento. La respuesta de las personas a esta información errónea es muy variable y también el período que necesitan para adaptarse. Algunos no se adaptan nunca.

Para evitar el mareo por el movimiento, intente colocarse lo más horizontal posible con la cara mirando hacia arriba. Se ha comprobado que la incidencia del mareo en posición supina disminuye hasta un veinte por ciento del que puede experimentar una persona que esté sentada o de pie. Aparte de la posición en que se encuentre, no permita que su cabeza se tambalee de atrás hacia adelante. Mantenga la cabeza apoyada en una silla que tenga el respaldo alto o utilice los músculos del cuello para mantener la cabeza firme.

En un barco puede conseguir que disminuyan los movimientos al colocarse plano en una litera, preferentemente situada en el medio del barco, donde el movimiento es menos importante. Concéntrese en cualquier cosa que no sea el estado de su estómago. Lea, si eso no le agrava los síntomas. Al parecer, el cerebro tiene una capacidad limitada para procesar información, tanto procedente del cuerpo como del exterior. El tener la  mente activa mantiene ocupados a los receptores neurológicos causantes del molesto mareo.


La mayoría de farmacias, así como las líneas aéreas, disponen de comprimidos de dimenhydrinato (Dramamine) sin necesidad de receta, para aliviar el mareo por movimiento. El hidrobromuro de L-hioscina se considera el agente más eficaz de entre los que se utilizan. También se utilizan antihistamínicos. Uno de los fármacos que se receta es la escopolamina, que se encuentra bajo el nombre comercial de Transderm-V. Aplicándolo detrás del oído, este fármaco se absorbe lentamente a través de la piel, reduciendo la actividad nerviosa del oído interno y por consiguiente el mareo por el movimiento. Puede colocarse un disco que contenga el fármaco, que tiene una eficacia de hasta 72 horas. Los efectos secundarios incluyen sequedad de boca, somnolencia y visión borrosa de forma transitoria.

Al contrario de lo que se cree, recuerde que no debe viajar con el estómago vacío, ya que ello agrava el mareo que produce el movimiento.

¡5 cosas que se pueden hacer 
para no marearse!



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