El desplazamiento de personas con fines
recreativos constituye el fenómeno social turístico, éste genera una serie de
interrelaciones e intercambios, que tienen consecuencias de todo tipo, pero
fundamentalmente económicas y sociales; también pueden ser de dos tipos: positivas
y negativas.
El impulso económico es el motor de la
actividad turística, como lo es para casi todas las actividades humanas. El
intercambio de bienes y servicios por dinero genera la riqueza necesaria para
motivar a los habitantes de un país o una región en desarrollo, a fin de lograr
mejoría en la vida.
Las consecuencias económicas se inician con
los efectos del turismo internacional y su repercusión en la balanza comercial
del país, es decir, la proporción que existe entre la importación y la
exportación de bienes y servicios; siendo más favorable cuando tiene mayor
valor la exportación que la importación.
Derivada de esta balanza comercial, existe
una balanza comercial turística, que está formada por la diferencia de lo que
ingresa a un país por concepto del gasto que hacen los visitantes del
extranjero, y el gasto que los nacionales hacen al viajar al exterior.
En los países receptores de turismo, esta
balanza suele ser favorable aunque su balanza comercial sea desfavorable. En
los países emisores de turismo la balanza suele ser desfavorable, aunque su
balanza comercial sea favorable.
Un ejemplo típico que ilustra esto último lo
tenemos en Estados Unidos, cuya balanza comercial es favorable a su economía,
pero la balanza comercial turística es desfavorable, ya que es mucho mayor el
número de sus habitantes que viajan al extranjero, que los extranjeros que
viajan como turistas a ese país.
Los países con balanza comercial desfavorable
deben proteger, en mayor o menor medida, su balanza comercial turística,
alentando los viajes del turismo extranjero y desalentado la salida de los
nacionales, pues tan buena es la divisa que entra, como la que no sale; de esta
manera, el turismo extranjero productor de divisas, contribuye a balancearla
balanza de pagos de un país, entendiendo ésta como los ingresos y egresos, no
sólo de importaciones y exportaciones (balanza comercial), sino también la
salida de divisas por concepto de pago de capitales, intereses, transferencia
de tecnología, mano de obra extranjera, etc., que por lo general se hace con
moneda de curso internacional, muchas veces con alto costo de conversión. El
turismo internacional paga con este tipo de divisas.
El turismo interno, o sea los viajes de los
nacionales dentro de su propio territorio, también genera beneficios
comparables a los de la balanza comercial turística, pues distribuye el ingreso
per capita, ya que el dinero ganado
en una zona se gasta en otra, mejorando las condiciones de vida de sus habitantes;
es decir, contribuyendo a balancearlos ingresos y gastos de la región.
Al distribuirse el ingreso se logra
parcialmente un ideal económico; el de igualar el nivel de vida de un mayor
número de personas.
Todo ello es aplicable en la observación que
hizo F.W. Ogilvie, en 1933:
El
dinero gastado durante el viaje, es dinero ganado u obtenido en el lugar de
residencia habitual; no es dinero ganado en el viaje.
Todo el gasto que origina el movimiento de
personas, tanto nacional como internacional, contribuye al incremento del ingreso nacional, el cual es la suma de
todos los ingresos que produce la actividad económica de un país: las
retribuciones, sueldos y salarios de obreros y empleados, las pensiones e
indemnizaciones, los ingresos netos de comerciantes, profesionistas y
agricultores, las rentas y alquileres, así como las utilidades de las empresas
y los intereses de capital.
Concepto de Simón Kuznets sobre el ingreso
nacional:
...el
producto neto o el rendimiento neto de la actividad económica de los
individuos, sociedades e instituciones sociales y políticas que integran una
nación.
En la terminología económica actual se
utiliza el concepto Producto Interno
Bruto (PIB) que corresponde a los totales de cuánto se gasta y se produce
en un periodo determinado, por lo general de un año, se diferencia del ingreso
neto porque incluye movimientos en libros contables, como depreciaciones,
reservas, etcétera.
El PIB sirve a los gobiernos macroeconómicamente,
para determinar presupuestos de gastos, inversiones en determinados renglones,
en fin, para establecer las políticas económicas en el momento y situaciones
pertinentes, por ejemplo, los objetivos de crecimiento y desarrollo. Está por
demás señalar que entre mayor sea el ingreso nacional o el PIB, mayor
prosperidad existirá en una nación, ya que será sinónimo de progreso.
La actividad de la planta turística requiere
de un alto contenido de mano de obra, por lo que genera una cantidad
significativa de empleos, tanto primariamente, en la propia planta de producción
de servicios, como secundariamente en la industria y el comercio conexos a las
mismas. En los desarrollos turísticos regionales genera empleos en áreas que,
por lo general, no están industrializadas; de cierta manera esto evita la
despoblación. Corno el desarrollo del turismo se caracteriza por un contacto personal
con el viajero, requiere de un gran número de recursos humanos; lo que tiene
como resultado una mayor proporción de empleos por unidad monetaria invertida.
Sin embargo, esto también tiene aspectos
negativos que consisten en la utilización de personal no calificado, el cual
necesita capacitación y adiestramiento posterior a la contratación, además de
que muchos de los puestos llegan a empleos tope, o sea donde no es posible obtener
mayor promoción. Esto desalienta al personal experimentado.
De esta manera, vemos que el movimiento de
personas es generador de riqueza, lo que estimula de inmediato las inversiones,
ya que hace atractivo construir hoteles, abrir restaurantes, rentar autos,
operar espectáculos, etc. Se sabe que el movimiento de inversiones activa la economía
regional y nacional, con inversiones consecuentes en las áreas comerciales y
agropecuarias.
Esto tiene como resultado la generación de
impuestos, aspecto importante para la actividad gubernamental, ya que podrán
aumentarse los presupuestos en favor de la población local, regional o
nacional, pues necesariamente mejorarán las infraestructuras, con lo cual se beneficiarán
no sólo los visitantes, sino también los residentes locales mediante una acción
multiplicadora que fomentará más turismo, lo que a su vez tenderá a nivelar la
balanza comercial, esto último aumentará el ingreso nacional; creará empleos;
distribuirá el ingreso per capita; estimulará
inversiones; volverá a generar impuestos y así sucesivamente.
Al desplazarse, el turista lleva consigo,
adicional a su equipaje, una carga no material, que consiste en una cierta
parte su país o región; sus ideas, costumbres, idioma, expresiones y todo un
modo de ser, que está dispuesto a intercambiar, si es posible, con los habitantes
del país o región visitada. Este intercambio produce consecuencias socioculturales
muy significativas, pues repercuten tanto en el turista como en el habitante de
la comunidad local.
El turista, al sentir la repercusión de otras
culturas, más o menos avanzadas que la suya, propicia un mejor conocimiento de
su realidad, de su nivel cultural, y posiblemente despierte su interés por un
mejoramiento personal: aprender un idioma, estudiar la historia de otros pueblos,
comprender el arte antiguo o contemporáneo, etc. Todos estos son valores
culturales que adquiere o descubre el turista.
De manera similar el habitante de la región
visitada recibe la repercusión de otras culturas que posiblemente afecten sus
ideas y sus costumbres, sobre todo si son habitantes de centros particularmente
dedicados al turismo.
El contacto con la gente que viaja estimula
la movilidad social, ya que las personas siempre aspiran a una clase social
superior. Por el contacto con servicios turísticos más sofisticados, por el
desarrollo económico regional o de la comunidad, por el avance industrial y comercial,
se crean las condiciones para la movilidad, aun en los sustratos de una misma
clase social. A esto coadyuva el hecho de que las personas en contacto con el
turismo tienen mayores ingresos, lo que estimula el ahorro.
Al crecer los desarrollos turísticos, éstos
se modernizan, se urbanizan y se industrializan, desplazando a la xenofobia;
por lo tanto, la sociedad local se vuelve más cosmopolita e internacional.
En muchos países las culturas prevalecen y se
conservan gracias al turismo, por ejemplo las danzas regionales que despiertan
el interés de los turistas. De no ser por esta razón se perderían como ha
sucedido con tantas otras manifestaciones culturales. Asimismo, muchas zonas,
particularmente las arqueológicas, son conservadas y mejoradas gracias al
dinero turístico, un caso especial es el de los espectáculos de luz y sonido,
que enriquecen ciertos atractivos turísticos de tipo histórico.
Por otra parte, también vemos que los
turistas, durante el tiempo de viaje, exigen y adquieren bienes y servicios que
corresponden a clases sociales más altas y durante ese tiempo desarrollan
pautas de comportamiento que no tienen en su residencia habitual.
Así explica esto Héctor Manuel Romero:
El
sujeto que vacaciona se despoja de su personalidad habitual, viste distinto,
consume una dieta diferente y deja de acatar las fórmulas sociales que norman
su vida cotidiana. Las manifestaciones más notables de su ser se humanizan con
la alegría, el movimiento, la risa y el descanso.
El turismo tiene un costo social, en mayor o
menor grado, a causa de los efectos negativos que produce su explotación y
desarrollo.
El turismo al manifestarse, descubre y hace
uso de la naturaleza: playas, bosques, ríos y lagos son fácilmente deteriorados
por la acción destructora y contaminadora del hombre en general, y del hombre-turista
en particular. Normalmente en los destinos turísticos, donde los servicios de
la infraestructura son libres, hay siempre un consumo excesivo de recursos.
Agua y energía de todos tipos se desperdician con facilidad, en detrimento de
otras comunidades para las cuales estos elementos son vitales.
Puede haber también transposición de culturas
y tradiciones, con la consiguiente pérdida de identidad local o nacional,
produciendo una xenofilia injustificada.
Sin embargo, estos costos sociales pueden ser
mínimos mediante una acción racional de la autoridad gubernamental turística:
primero, con una política de protección a la naturaleza y al ambiente, en beneficio
de quienes desean disfrutarla, y como protección a la salud general, y segundo,
a través de una planeación adecuada a un desarrollo paulatino que incluya la
sensibilización de la sociedad para comprender la relación de estos costos
sociales con los beneficios socioeconómicos que el turismo puede reportar en el
futuro. Esto requiere de un programa de concientización en todos los niveles,
comenzando con la educación primaria y finalizando con la educación del
turista.
Cuando los costos sociales son altos, como
puede suceder en ciertas localidades, entonces el turismo debe suprimirse, pues
sus beneficios son pocos en comparación con el daño social, ecológico y
cultural que puede producir.
De cualquier manera, en el turismo también
debe entrar la función y el deber del filósofo para que, como dijo el pensador
Marcel, se defienda al hombre contra sí
mismo y contra la tentación hacia la inhumanidad a la cual sucumben tantos
hombres (y tantas empresas añado yo) casi sin notarlo.
Estoy convencido de que el turismo es un
camino para derribar las barreras que el hombre levanta contra sus semejantes.
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