«Protocolo»
es una palabra que puede suscitar distintas reacciones entre quienes la
escuchan. Para una amplia mayoría puede tratarse de algo obsoleto que sería
mejor abolir para dejar paso a una mayor espontaneidad en todos los actos que
transcurren en sociedad. Para otros, en cambio, el protocolo es una disciplina
que ofrece una inestimable ayuda para llevar a cabo distintas manifestaciones
sociales, que facilita múltiples soluciones a la hora de organizar eventos y de
tratar adecuadamente a los asistentes a ellos. Para estos últimos, el protocolo
es una práctica herramienta que debe contribuir a que los actos organizados se
celebren con éxito y a que todos los invitados se sientan bien tratados, sin
herir la susceptibilidad de quienes pudieran considerar que les correspondía un
lugar más preferente.
El
protocolo es una técnica que el buen profesional del turismo debe conocer y
dominar a fondo, pero su correcta aplicación requiere también de un arte
especial por parte de quien se sirve de ella, que debe saber transmitir calor y
calidad humana a cada acontecimiento organizado. Por esta razón, todo
establecimiento de hostelería de cierta relevancia o en el que se celebren
acontecimientos sociales representativos, tales como convenciones o simposios,
contará con la persona o personas responsables y conocedoras del protocolo,
quienes sabrán cómo resolver las dudas que pueden surgir cuando se trata de
combinar de modo apropiado un conjunto de personas para un acontecimiento
determinado.
Cada
vez que se celebra un acto público, al organizador se le plantean muchos
interrogantes. Algunos de lo más típicos son los siguientes:
·
¿Cómo sentaremos a los asistentes?
·
¿Qué tipo de mesas pondremos?
·
¿Cómo las distribuiremos?
·
¿Habrá que dar obsequios?
·
¿Qué ornamentación será la más adecuada?
·
¿Qué tipo de menú y de servicio de mesa será
el más correcto?
Esto
en lo que se refiere a los restaurantes. En el caso de los alojamientos
surgirán otras dudas:
·
¿Quién saldrá a recibir a los visitantes?
·
¿Cómo se efectuará el check in de los clientes VIPS?
·
¿Qué atenciones especiales se dispondrán en
las habitaciones?
·
¿Será necesaria alguna persona para que se
ocupe de los clientes VIPS?
Para
que todas estas preguntas tengan una respuesta satisfactoria, se precisan
buenos profesionales, conocedores de las técnicas del protocolo y con la
suficiente calidad humana como para que todo transcurra con fluidez y savoir faire.
En
las grandes manifestaciones protocolarias ―como los actos oficiales con
presencia de altos representantes de países u organizaciones―, se suele contar
con la asesoría de los jefes de protocolo personales de los personajes o de las
entidades a las cuales representan. Este tipo de actos, aunque de mayor
trascendencia, son de menos responsabilidad para el hotel o el restaurante,
pues están dirigidos por otros departamentos u otras instancias.
Aparte
de estos acontecimientos significativos, el protocolo es algo que también se
vive a diario en un establecimiento hotelero. El director ha de ser un buen anfitrión
para su cliente. Debe saber solventar sus necesidades y hacerle sentir como si
fuera un invitado. Para conseguirlo, también tendrá que dominar el arte y la
técnica del protocolo, para lograr así que cada estancia de un cliente se convierta en un pequeño éxito.
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