En
las directrices pontificias y las enseñanzas contenidas en los discursos del
papa Paulo VI con ocasión del Concilio Vaticano II, se consideraba ya al
turismo como un "factor válido en la formación cultural moderna, vínculo
de simpatía entre los pueblos y de paz internacional, experiencia humana capaz
de conducir el espíritu a sus más elevadas ascensiones, digna de la bendita
mirada de Dios".
El
Concilio Vaticano II admitió el valor ecuménico del turismo, y la Iglesia
Católica creó en Roma el "Ufficio per la Pastorale del Turismo", que
fue reconocido y admitido como miembro efectivo de la entonces Unión
Internacional de Organismos Oficiales de Turismo (UIOOT), organismo que más
tarde, en 1975, se convertiría en la actual Organización Mundial del Turismo
(OMT).
Pocos
conocen en realidad la postura de la Iglesia Católica frente al turismo, la
cual hace pública en ocasión de los Congresos Mundiales de la Pastoral del
Turismo. Es oportuno transcribir algunos de los párrafos más relevantes
contenidos en la "Declaración final" del IV Congreso Mundial de la
Pastoral del Turismo, celebrado en Roma en 1990, donde es posible apreciar con
claridad la posición del organismo eclesiástico frente al tiempo libre y el
turismo:
6. El
encuentro de distintas culturas favorecido por el turismo, no sólo ayuda al
hombre a descubrir la diversidad de las costumbres, de las estructuras sociales
o de los distintos caminos por los que él busca la verdad. Le revela, además,
que el respeto por la historia, la religión, por la manera de vivir de los
demás, es la ley fundamental en una comunión de "hombres de buena
voluntad".
El
turismo debe suscitar un intercambio cultural creativo en el que cada grupo
humano pueda vivir su propia cultura, enriquecida por las de los demás.
7. El
optimismo del mundo moderno, tal como puede aparecer en el turismo y en el
tiempo libre, no puede dejar que se olviden las sombras: destrucción de la
naturaleza y de las otras culturas; explotación de la Creación, del hombre, de
la mujer e incluso del niño ("sexturismo", droga, degradación del
medio ambiente...); reducción del goce de la vida al placer degradante;
desprecio por la miseria ajena (pobreza, analfabetismo, falta de capacitación,
desempleo, e incluso opresión política); implantación violenta de estructuras
de acogida (receptivas), sin tener en cuenta el porvenir de las poblaciones
locales.
Cuanto
más sean conscientes los turistas de las condiciones de su turismo, tanto más
se harán responsables de la manera de utilizar su tiempo libre y podrán ser
mensajeros de la paz universal. Mediante su comprensión, su respeto y su
compromiso social, ellos podrán contribuir a vencer la injusticia, la opresión
y la explotación.
8. Es
necesario, en todo momento, formar a las personas a que gocen del tiempo libre
y del turismo con espíritu humano y de convivencia. Si se les da una formación
general que fomente la responsabilidad, la alegría de vivir, el deseo de
conocer, la solidaridad y el dominio de sí mismas en los momentos de recreo, se
puede decir que se ha puesto las bases de un "buen turismo".
18. Considerando
esas prioridades, y con el espíritu de la Carta del Turismo y del Código del
Turista de la OMT, tanto el tiempo libre como el turismo pueden enriquecer a
todos: a los que viajan y a los que reciben, a los que gozan del tiempo libre y
a los que trabajan para ellos.
En
la medida en que se requieren formas de turismo "de alternativa" al
turismo masivo, es necesaria "una verdadera solidaridad para que el turismo
sea realmente un instrumento de desarrollo eficaz" (Juan Pablo II, Mensaje
con ocasión de la Jornada Mundial del Turismo, 1990).
19. La
Iglesia, a través de las comunidades locales de todos los continentes, quiere
contribuir, a su manera, al diálogo de todos los que están implicados en el
turismo nacional e internacional, en todas sus manifestaciones.
Como
se puede observar, la Iglesia Católica también promueve un turismo consciente y
responsable, respetuoso de las culturas de los pueblos y del medio ambiente. Un
turismo que pueda enriquecer a todos; a los turistas y a las comunidades
receptoras. Por tanto, en la definición de las políticas de desarrollo
turístico no se deberían dejar de considerar las reflexiones que sobre el
turismo se efectúan en los Congresos de la Pastoral del Turismo, ni sus
recomendaciones. La visión de la pastoral es universal, y busca un beneficio
justo para todos los involucrados, no sólo para una parte de ellos, como sucede
en algunas políticas de desarrollo turístico orientadas exclusivamente a
obtener los beneficios económicos de la actividad, sin tener en cuenta las
repercusiones negativas sobre las comunidades locales y su cultura, ni los
daños al medio ambiente.
Ciudad del Vaticano - Roma |
Se deberia dejar constancia de la fuente bibliográfica desde la que se transcribió textualmente todo lo previamente expuesto. Ver Acerenza Miguel Angel. "Conceptualización, origen y evolución del turismo". Editorial Trillas. México. 2006 y posteriores. Páginas 22 y 23
ResponderEliminarGracias por la sugerencia.! Saludos!
Eliminarmuy hermoso el post yo tambien tengo un blog de turismo les invito se pasen una vueltica por ahi para que conoscas los mejores lugares donde irte de vacaciones a disfrutar
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